lunes, mayo 15

PATAGONIA ON THE ROCKS




Un sol remolón que pestañea sobre la Bahía Redonda de El Calafate, nos dice que es hora de emprender uno de los viajes más inolvidables de nuestra vidas. La navegación por el Lago Argentino, es una experiencia maravillosa, otra de las joyas que esconde esta apasionante tierra, uno de los sitios encantados de la Patagonia.
Es necesario llegar a Punta Bandera, desde donde zarpan los catamaranes para cruzar las pálidas aguas del gran lago. Este sitio que da a unos 45 km de la Ciudad de El Calafate, donde hay un excelente servicio de autobuses y las reservas se hacen en todos los hospedajes y restaurantes locales.
El Lago Argentino es una impresionante masa de agua de 1560 km2, con 125 km de largo y un ancho que oscila entre los 14 y 20 km, su profundidad varía de 35 a 1000 metros. Alrededor del Lago se erigen 47 majestuosos glaciares, siendo los más conocidos el Perito Moreno y el Upsala.
La excursión de navegación es muy interesante, se realiza dentro del Parque Nacional Los Glaciares, un territorio de extrema belleza, con bosques de lengas y coihues, una fauna sorprendente y más de 2600 km2 de campos de hielo.
La primera impresión al llegar al Lago, es el color tan particular del agua. A la distancia se ve un inmenso espejo turquesa, de un color cautivante por su brillo, similar al mar caribe. De cerca, todo se transforma, volviéndose el agua particularmente blanca, muy clara y cristalina. Eso se debe a las infinitas partículas de sedimento que habitan en los glaciares, tras miles de años de acumulación por la fuerza erosiva de los gigantes por su lecho. A esta agua se la denomina leche glaciar y ofrece vistas magníficas, suficiente para agotar el primer carrete de fotografía.

Una vez que están a bordo los más de cien pasajeros de cada barco, se emprende camino hacia los distintos brazos del Lago, para ver de cerca el Glaciar Upsala, el espectacular Spegazzini, la Bahía Onelli con sus miles de islotes de hielo a la deriva y unos quince glaciares más. Nada más zarpar, los témpanos navegantes se acercan a la embarcación, solo en este momento se toma real dimensión del tamaño del lago, pues verdaderos edificios helados pasan flotando con tonos azules y blancos tan indescriptibles como bellos.
Durante la navegación, todo es impactante, lo que se ve y lo que se oye. Por momentos el ronco quejido de los glaciares inunda el aire, tiñendo de misterio varios kilómetros a la redonda. La vista, está estimulada con el manso vaivén de los témpanos y el verde más intenso del mundo en los bosques milenarios de la costa. En cubierta corre un aire que hasta tiene olor a frío, los pasajeros se mueven hacia uno y otro lado sorprendidos por las mil alternativas del paisaje, se podría adivinar con los ojos cerrados cada vez que aparece un nuevo gigante flotando, solo hace falta escuchar los "ahhhhh" que salen de tantos navegantes asombrados.
Parar frente al inmenso Glaciar Upsala, es una experiencia que emociona a todos los visitantes. Es una verdadera lección de inmensidad, difícilmente antes se estuvo frente a un coloso de hielo de 50 km de largo y más de 12 km de ancho. Solo pensar que su espesor es de cientos de metros, hace tomar un poco de consciencia de su tamaño.
De allí seguiremos hacia el Spegazzini, un glaciar de gran belleza que frecuentemente sorprende al visitante con desprendimientos espectaculares. El rugido del Glaciar Spegazzini cautiva, las olas que generan los inmensos bloques de hielo al caer dan una idea de su peso, su tamaño. Solo pensar que caen enormes trozos de hielo después de miles de años de camino, estremece a los privilegiados espectadores.
Los puntos más sobresalientes de la excursión se completan con la visita a la Bahía Onelli. Parece un paisaje de ciencia ficción, cientos de islotes redondeados, unos blancos otros azules, algunos totalmente transparentes, como figuras de vidrio a la deriva en un manso lecho de agua turquesa. Lo que impresiona en Bahía Onelli, es el silencio absoluto de cientos de visitantes que se reparten por el bosque de la rivera. Nadie habla, nadie parece poder hablar ante tan magnífica belleza. Una vez visto este precioso rincón de la Patagonia, ya se puede embarcar tranquilo, con recuerdos recién estrenados y una emoción tan intensa que dan ganas de reir horas, de llorar otras tantas o simplemente, de recordar siempre el silencio de los cientos de almas que se quedaron con la Bahía Onelli para siempre en sus corazones.


Es hora de volver a cenar, a reponerse del intenso viaje. Mañana estaremos en el Perito Moreno, mañana volveremos a soñar despiertos. Dulces sueños.

1 Comments:

At 29/8/06 1:26 p. m., Blogger Casa Macuca "Conin" said...

como te extrañabamos, esta noche despues del trabajo te leere, pasare por tu casa. Quiero contarte que me fui a una de las mejores librerias y compre tu libro, que orgullosa esta prima que tenes, al pagarlo, la mire a la cajera a la cara y le dije _ el autor es mi primo, nos criamos juntos, hoy vive en Barcelona_ creo que la chica penso que era una loca mas, pero que importa, yo se lo dije. Besitos desde una Cordoba donde la primavera esta asomando.

 

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