jueves, mayo 4

HACIA EL HIELO DEL CALAFATE




Luego de unos días maravillosos en la ciudad más austral del mundo, el viajero se dispone a partir hacia el norte. Salvo las contadas excepciones de viajes y excursiones, con precio exorbitado, a la Antártida; desde Ushuaia siempre se viaja hacia el norte.
Seguir la ruta hacia El Calafate no supone ningún problema, de hecho hay vuelos diarios entre las dos ciudades. Otra opción es hacerlo por vía terrestre, tanto por territorio argentino como partiendo de Punta Arenas (Chile) hacia Puerto Natales, para lo cual hará falta tomar el trasbordador que cruza el Estrecho de Magallanes, pero esa es otra ruta, recomendamos y seguiremos el viaje por avión. Por este medio se unen las dos ciudades en solo una hora y cuarto, convirtiéndose en la opción más ventajosa para visitantes que vayan justos de tiempo.
El Calafate debe su nombre al fruto dulce de un arbusto del lugar, una vieja leyenda tehuelche (aborígenes que habitaron la región) la señala como la fruta deseada por quienes quieren volver a la Patagonia. El dulce de calafate es muy delicado y aunque sea con la excusa de volver algún día, vale la pena probarlo.

Las comodidades de alojamiento y servicios en El Calafate, como en prácticamente toda la Patagonia, son excelentes. Hay opciones para todos los gustos y presupuestos. Recomendamos las cabañas ubicadas alrededor de la Bahía Redonda, hay varios complejos de muy buena calidad y precios, quedan a muy poca distancia del centro y de camino hacia el Parque Nacional Los Glaciares. Asimismo, las vistas de la bahía con la innumerable cantidad de aves son una verdadera delicia.
Ya nos encontramos en la ciudad de los glaciares, en muy poco tiempo partiremos hacia el Parque Nacional, allí hay dos excursiones recomendadas: La navegación por el Lago Argentino y la visita al mítico Glaciar Perito Moreno.
¿Qué comer en El Calafate?
Deleitarse con el cordero patagónico al asador será una de las más recordadas experiencias gastronómicas del viaje. Desde el ritual de su preparación alrededor de la llama, hasta el sabor único de una carne suave, delicada y con un toque de sal por naturaleza. Un plato exquisito y con la contundencia necesaria para planear una excursión hacia los gigantes de hielo.